Controlado el incendio en la farmacéutica de Azuqueca gracias a la rápida intervención de los bomberos

Controlado el incendio en la farmacéutica de Azuqueca gracias a la rápida intervención de los bomberos

Azuqueca de Henares vivió este miércoles una escena que, por suerte, no se convirtió en tragedia gracias al esfuerzo, la coordinación y la sangre fría de los equipos de emergencia. A las 12:22 horas, una potente explosión sacudió los depósitos exteriores de una conocida farmacéutica situada en la Avenida Miralcampo. Dentro, cientos de trabajadores realizaban su jornada con total normalidad, ajenos a lo que se avecinaba.

El incendio, alimentado por sustancias altamente inflamables como metileno, acetona y etanol, obligó a evacuar a entre 600 y 700 empleados de forma inmediata. La nube tóxica que se generó, visible desde varios kilómetros, hizo saltar todas las alarmas. Pero no fue el caos lo que se impuso, sino la organización. Los bomberos de Azuqueca, reforzados por efectivos de Guadalajara, Sigüenza y Madrid, actuaron con celeridad quirúrgica. En minutos, el protocolo estaba en marcha. En cuestión de horas, el fuego estaba controlado.

La rapidez salva vidas: una intervención de manual

La reacción fue ejemplar. La evacuación se realizó sin pánico, con eficacia. Solo cuatro personas resultaron heridas de carácter leve: tres bomberos y un trabajador de la planta, atendidos con prontitud por el personal sanitario desplazado, incluyendo dos ambulancias de soporte vital básico y una UVI móvil.

Una vez sofocado el fuego, los bomberos procedieron a cubrir la zona afectada con espumógeno, técnica clave para impedir la reignición. Aunque el fuego quedó bajo control, el personal de la planta farmacéutica permanecerá en vigilancia activa durante al menos 24 horas.

Negocios y prevención: la importancia de los sistemas contra incendios

Este incidente no solo es una llamada de atención sobre los riesgos industriales, sino también una lección clara sobre la importancia de contar con sistemas eficaces de protección contra incendios. ¿Qué habría pasado si las instalaciones no hubieran estado dotadas con extintores, rociadores y equipos de intervención rápida? La respuesta puede ser escalofriante. Cada segundo cuenta cuando hay fuego. Cada herramienta puede ser la diferencia entre un susto y una tragedia.

Entre los equipos que demostraron ser cruciales en este tipo de situaciones, destacan las BIE o bocas de incendio equipadas, fundamentales para una intervención inmediata y directa desde el interior del edificio, especialmente en industrias químicas o laboratorios donde los materiales inflamables son habituales.

Explosión, fuego y gases: un cóctel que exige formación y tecnología

En este tipo de industrias, los riesgos están permanentemente presentes. No basta con tener extintores colgados en la pared. Es imprescindible saber qué tipo de fuego puede declararse y qué agente extintor utilizar. Por ejemplo, en un incendio como el de Azuqueca, donde hay presencia de líquidos inflamables, se habla de fuegos clase abc. Para estos, el extintor de polvo polivalente es esencial. Apagar con agua ciertos compuestos puede agravar el incendio en lugar de apagarlo.

Por ello, la formación del personal es otro eje clave de la prevención. No basta con disponer de medios técnicos; hay que saber usarlos. ¿Sabemos usar un extintor? ¿Sabemos si debemos atacar el fuego o evacuar? En muchas ocasiones, el tiempo de respuesta depende más de la preparación del equipo humano que de la tecnología instalada.

Extintores, aliados invisibles que marcan la diferencia

Muchas veces pasamos junto a ellos sin reparar en su presencia. O lo que es peor: damos por hecho que están en buen estado sin verificarlo. Pero los extintores, igual que los desfibriladores o las alarmas, son elementos vitales que deben estar correctamente mantenidos y revisados. No sirven de nada si no funcionan en el momento crítico.

La industria farmacéutica, con su carga química y su naturaleza sensible, exige aún más rigurosidad en este aspecto. Mantener actualizada la normativa, realizar simulacros, revisar caducidades y contar con información sobre extintores y protocolos claros no es una opción. Es una obligación. Y es lo que puede explicar por qué, en este caso, se evitó una tragedia mayor.

La prevención no se improvisa

El incendio en la farmacéutica de Azuqueca ha sido controlado, sí. Pero más allá del titular, lo ocurrido es un recordatorio para todos los empresarios, responsables de seguridad, trabajadores y ciudadanos: el fuego no da segundas oportunidades. La única defensa es estar preparado. Y eso empieza con algo tan aparentemente simple como un extintor en su sitio, operativo, y con alguien cerca que sepa usarlo.

Porque cuando el humo aparece, no hay margen para improvisar. Hay que actuar. Y para actuar, hay que estar listo. Que no tengamos que esperar al siguiente incendio para recordarlo.