Pelajes de toros bravos

Pelajes del Toro Bravo: Guía Completa del Pelaje del Toro de Lidia

El pelaje del toro de lidia, también llamado capa, es uno de los elementos más significativos y valorados dentro del mundo de la tauromaquia. No solo define la estética del animal, sino que también revela aspectos genéticos, históricos y de comportamiento vinculados a cada encaste. En esta guía exhaustiva analizamos todos los tipos de pelajes, sus variantes, significados y relación con las principales ganaderías españolas.

¿Qué es el pelaje del toro bravo?

En el toro de lidia, el pelaje hace referencia a la combinación de colores del pelo que recubre su cuerpo. Existen tres grandes tonos básicos: negro, colorado y blanco, a partir de los cuales se originan múltiples composiciones y matices. Aunque hoy predomina el pelaje negro, antaño fueron comunes capas como el berrendo, el sardo o el jabonero, especialmente en determinados encastes. En este contexto, resulta fundamental comprender la evolución histórica y actual de los pelajes de toros de lidia, ya que forman parte de la identidad genética del toro bravo.

Pelos Homogéneos: Capas de un Solo Color

Estas capas presentan uniformidad total del tono, sin mezclas evidentes. Son muy apreciadas en la selección ganadera por su estabilidad genética.

Albahío

Toro de color blanco amarillento, de aspecto suave y poco frecuente en la actualidad. Destaca por su rareza y elegancia.

Colorado

Pelaje rojizo, con variaciones desde rojo claro hasta rojo intenso. Muy habitual en líneas procedentes de encastes como Santa Coloma o Núñez.

Encendido

Una variante del colorado caracterizada por una tonalidad roja intensa y viva, casi brillante.

Ensabanado

Animal de pelo completamente blanco, escaso dentro de la cabaña brava.

Jabonero

Tono crema con degradados que pueden ir desde casi blanco hasta tonos más oscuros. Una de las capas más vistosas por su contraste.

Melocotón

Color rojizo claro con matices leonados, suave y peculiar.

Negro

Capa predominante hoy en día. Puede aparecer en diversas intensidades y matices.

Negro azabache

Negro brillante y aterciopelado, muy valorado por su elegancia en la plaza.

Negro mulato

Negro apagado, con reflejos pardos similares al pelaje de los mulos.

Negro zaíno

Negro puro, sin presencia de manchas ni mezclas. Un clásico del toro bravo.

Pelos Mezclados: Matices y Texturas Únicas

Estas capas resultan de la combinación natural de pelos de diferentes colores, influenciados por factores genéticos y por la evolución de cada encaste. Este conjunto de matices está muy relacionado también con la tradición y la selección propia del campo bravo, donde la crianza de toros mantiene vivas estas características hereditarias.

Berrendo

Base blanca con grandes manchas de otro color. Las variantes más comunes son:

  • Berrendo en negro
  • Berrendo en colorado
  • Berrendo en castaño

Cárdeno

Mezcla de pelos blancos y negros, que crean una apariencia grisácea. Entre los más icónicos del campo bravo.

Castaño

Mezcla de pelos rojos y negros, generando un tono oscuro y profundo.

Chorreado

Toro negro con listas castañas que descienden desde el lomo hasta el vientre.

Entrepelado

Muy similar al cárdeno, pero con escasos pelos blancos, lo que lo hace casi negro.

Lombardo

Base negra con el lomo castaño, creando un contraste característico.

Retinto

Colorado con dos tonalidades: claro en el lomo y costillares, más oscuro o negro en el vientre.

Salinero

Mix de pelos colorados y blancos, con un efecto moteado.

Sardo

Pelaje compuesto por pelos blancos, rojos y negros, distribuidos de forma irregular. Muy poco común y de gran personalidad.

Pelos con Manchas: Capas con Identidad Propia

Las manchas aportan particularidad e individualidad al toro bravo, volviéndolo inmediatamente reconocible. Su distribución responde en gran parte al ecosistema donde se cría el animal, especialmente en la dehesa, un entorno clave dentro del campo bravo español. De hecho, comprender ¿que se considera dehesa? permite entender mejor por qué estas capas evolucionan de manera tan única.

Albardado

Zona del lomo claramente más clara, simulando una alberga.

Bocinero

Hocico negro y cuerpo de otro color.

Botinero

Extremos de las patas oscuros, como si llevara botas.

Bragado

Mancha blanca en el vientre, independientemente del resto del pelaje.

Burraco

Manchas blancas en la zona inferior del cuerpo.

Calcetero

Patas blancas sobre una capa oscura, como si llevara calcetas.

Capirote

Cabeza y arranque del cuerpo de un color distinto al resto.

Careto

Cara blanca, con la cabeza y cuerpo en otro tono.

Coliblanco

Capa oscura con cola blanca.

Estornino

Negro o cárdeno con pequeñas manchitas blancas.

Estrellado

Mancha blanca o negra en el centro de la frente.

Gargantillo

Mancha blanca alrededor del cuello, similar a un collar.

Girón

Manchas blancas grandes e irregulares, especialmente en los ijares.

Listón

Franja longitudinal a lo largo del lomo de color diferente.

Lucero

Pequeña marca blanca en la frente, muy común y apreciada.

Meano

Parte final del pene cubierta por piel blanca.

Mosqueado

Cárdeno salpicado de pequeñas manchas negras.

Nevado

Cárdeno con puntos blancos irregulares.

Ojalado

Ojos con un cerco de color diferente al de la cara.

Variantes del ojalado:

  • Ojinegro: cerco negro
  • Ojo de perdiz: cerco rojo

Salpicado

Conjunto de manchas blancas de diferentes tamaños.

Relación Entre Pelajes y Ganaderías

Cada ganadería tiende a mostrar mayor presencia de determinados pelajes, debido a la genética y a la selección histórica de cada encaste. Algunas referencias notables incluyen:

  • Miura: predominio de cárdenos y sardos.

  • Santa Coloma: capas cárdenas claras y negras.

  • Núñez del Cuvillo: negros zaínos y colorados.

  • Victorino Martín: cárdenos en todas sus variedades.

  • Domingo Hernández / Garcigrande: negros y colorados.

Estas características no solo definen la estética de la ganadería, sino también su identidad genética y su comportamiento en la plaza.

El Valor del Pelaje en la Selección del Toro Bravo

El estudio del pelaje permite:

  • Identificar líneas genéticas.
  • Localizar posibles mezclas de encastes.
  • Mantener la pureza racial dentro de la ganadería.
  • Conservar la variedad estética del campo bravo.

Para los ganaderos, las capas, aunque no determinan bravura, son un componente esencial dentro del estándar morfológico del toro.

Los pelajes del toro bravo representan un universo fascinante donde genética, historia y tradición se entrelazan. Cada capa, desde el negro zaíno más puro hasta el sardo más singular, refleja siglos de selección y un patrimonio que sigue vivo en las dehesas españolas. Comprender estas capas nos permite profundizar en la esencia del toro de lidia y valorar aún más su riqueza biológica y cultural.