Plaza de tientas

Plaza de Tientas: El corazón de la ganadería brava en la Sierra Norte de Sevilla

En el alma de cada ganadería brava existe un lugar sagrado donde se forja el futuro de la casta y la bravura: la plaza de tientas, también conocida como tentadero. Este espacio, de menores dimensiones que una plaza de toros convencional, es el escenario donde se seleccionan los ejemplares más valientes, nobles y encastados que garantizarán la continuidad de una de las tradiciones más antiguas y respetadas de España.

Orígenes y significado de la plaza de tientas

La plaza de tientas tiene su origen en la necesidad ancestral de los ganaderos de evaluar las cualidades de sus reses antes de destinarlas a la reproducción. Desde el siglo XVIII, cuando la ganadería brava comenzó a organizarse de forma sistemática, los tentaderos se convirtieron en un auténtico laboratorio genético a cielo abierto, donde solo los ejemplares más valientes eran seleccionados para perpetuar la especie.

El término “tienta” proviene del verbo “tentar”, es decir, “probar” o “poner a prueba”. Y eso es exactamente lo que ocurre aquí: se somete al animal a una serie de estímulos y desafíos para medir su bravura, fuerza, fijeza y nobleza.

En la Sierra Norte de Sevilla, cuna de algunas de las ganaderías más emblemáticas de España, la tienta es mucho más que un procedimiento técnico: es un ritual de respeto, tradición y conocimiento transmitido de generación en generación. Si deseas conocer un ejemplo real de este tipo de recinto, te recomendamos visitar la plaza de tientas de La Finca La Capitana Experience, un espacio donde la bravura y la historia se funden con el paisaje andaluz.

Características principales de una plaza de tientas

Una plaza de tientas presenta ciertas características distintivas que la diferencian de una plaza de toros convencional:

  • Función: Evaluar la bravura y la casta de las vacas y erales con fines reproductivos.
  • Ubicación: Siempre dentro de las fincas ganaderas, en plena dehesa, rodeada de encinas y alcornoques.
  • Dimensiones: De tamaño reducido, lo suficiente para permitir el control del animal, pero lo bastante amplia para observar su comportamiento natural.
  • Diseño: Suelen ser circulares o cuadradas, construidas con muros de piedra o ladrillo.
  • Importancia: Es el epicentro del proceso de selección genética del toro bravo. Sin la tienta, no existiría la tauromaquia moderna.

La tienta: un ritual de selección natural

Cada tienta es un acto de precisión y respeto hacia el animal. En ella se evalúan vacas y erales que no han sido toreados anteriormente. Las vacas que demuestran las mejores cualidades serán las madres de los futuros toros de lidia, y los machos más prometedores pasarán a sementales.

El proceso se desarrolla bajo la atenta mirada del ganadero y el mayoral, acompañados de toreros experimentados o alumnos de escuelas taurinas. No hay público, ni música, ni espectáculo: solo silencio, temple y observación.

  1. Primera fase: la vara.
    El picador mide la bravura inicial del animal utilizando la pica, con el objetivo de evaluar cómo embiste, si empuja con fuerza y si mantiene la acometida.
  2. Segunda fase: el capote y la muleta.
    El torero se enfrenta al animal sin espada, analizando la repetición de las embestidas, su recorrido, su entrega y su fijeza.
  3. Evaluación final.
    El ganadero anota mentalmente cada reacción: ¿embiste con el mismo ímpetu tras varios pases? ¿Mantiene la cabeza baja? ¿Responde con nobleza o se defiende?

Solo los animales con bravura, fijeza y nobleza combinadas serán seleccionados. En cambio, aquellos con signos de mansedumbre o poca entrega serán descartados del programa reproductivo.

El papel del torero en la tienta

En la plaza de tientas, el torero no busca el aplauso, sino la verdad del animal. Su función es provocar, interpretar y comprender las reacciones del toro o de la vaca. A diferencia de una corrida, aquí no hay muertes ni trofeos: hay observación, respeto y aprendizaje.

Los toreros que participan en tientas suelen ser novilleros o alumnos avanzados de escuelas taurinas, que aprovechan esta oportunidad para entrenar su técnica frente a reses bravas reales, bajo la supervisión de profesionales y ganaderos.

Cada pase es una lección. Cada embestida, una historia. La conexión que se establece entre el hombre y el animal en este contexto es una de las expresiones más puras del toreo. Y todo este proceso no sería posible sin la dedicación y el cuidado que aporta cada ganaderia de reses bravas, cuya misión es conservar la bravura y transmitirla de generación en generación.

La casta y la bravura: los pilares de la selección

Cuando se habla de ganadería brava, dos palabras se repiten con reverencia: bravura y casta.

  • La bravura es la tendencia natural del toro a embestir ante cualquier estímulo, incluso cuando siente dolor o cansancio.
  • La casta representa la calidad de esa embestida: su nobleza, ritmo, entrega y forma de humillar la cabeza.

Durante la tienta, los ganaderos buscan animales que reúnan ambas cualidades. Una vaca puede ser muy brava, pero si su embestida es desordenada o violenta, no se considerará apta para la reproducción. En cambio, un animal que embiste con fijeza, ritmo y repetición será un tesoro genético.

Importancia de la plaza de tientas para la ganadería brava

La tienta es la base de toda ganadería de lidia. Sin este proceso de selección, sería imposible mantener los estándares de calidad y bravura que caracterizan al toro español.

De hecho, cada tienta representa una decisión estratégica: los ganaderos eligen qué vacas serán cubiertas por qué sementales, diseñando así las futuras generaciones. Este trabajo requiere una mezcla única de intuición, genética, experiencia y pasión.

La plaza de tientas es, por tanto, el laboratorio genético de la bravura, un espacio donde la naturaleza y la ciencia se dan la mano para perpetuar una raza única en el mundo. En lugares como Finca La Capitana, también es posible observar de cerca la crianza de toros de lidia, disfrutando del entorno natural donde crecen y se desarrollan antes de ser evaluados.

Experiencia turística: vivir una tienta en la Sierra Norte de Sevilla

Visitar una ganadería de toros de lidia en la Sierra Norte de Sevilla es una experiencia que combina naturaleza, cultura y emoción. En estos tentaderos, el visitante puede:

  • Presenciar una tienta real, observando cómo se evalúan las vacas y cómo los toreros trabajan su técnica.
  • Recorrer la dehesa, hogar de toros, vacas y becerros que pastan en libertad entre encinas centenarias.
  • Conocer el trabajo del mayoral, figura clave que cuida y gestiona el bienestar del ganado.
  • Descubrir la historia de la ganadería, su linaje y los toros célebres que ha criado.
  • Disfrutar de la gastronomía local, con productos ibéricos, guisos tradicionales y vinos de la región.

La Sierra Norte no solo preserva la bravura del toro, sino también la esencia del campo andaluz, donde tradición y sostenibilidad se entrelazan en un equilibrio perfecto.

El alma de la bravura vive en la plaza de tientas

La plaza de tientas no es un simple recinto; es el templo de la bravura, el punto donde se decide el futuro de la ganadería y de la tauromaquia. Cada embestida observada, cada nota tomada por el ganadero, define el porvenir de una estirpe.

Visitar una ganadería y presenciar una tienta es comprender el respeto profundo que existe entre el ser humano y el toro bravo. Es vivir la emoción del campo, la tradición de siglos y el arte más puro del toreo.

En la Sierra Norte de Sevilla, la plaza de tientas sigue viva, latiendo al compás del campo, recordándonos que la bravura no se improvisa: se hereda, se cuida y se honra.