Otra noche con sabor a hollín: el susto en Pastor Díaz.
El incendio de una furgoneta despierta a media Pontevedra con el corazón en la boca
Esto no es una película, ni un simulacro. Es la vida real, la que transcurre entre calles adoquinadas, fachadas con historia y vecinos que se conocen de vista. El pasado viernes, a eso de las 22:00 horas, una escena digna de un mal sueño volvió a sembrar la inquietud en el corazón de Pontevedra. Una furgoneta blanca de trabajo, aparcada a la altura del número 25 de Pastor Díaz, comenzó a arder por el capó, justo donde duerme el motor.
El fuego no espera, no pregunta, no perdona. Simplemente, aparece. Y con él, el humo. Denso, negro, pegajoso. Subía como una advertencia hacia los balcones del edificio que rodea al ISFAS, colándose entre las rendijas de las persianas, despertando a los que aún no se habían enterado de que la noche venía torcida.
Los vecinos, alertados por el olor a quemado, no se quedaron de brazos cruzados. Rápidos, con ese instinto que activa la responsabilidad compartida, llamaron al 112. Y ahí comenzó la movilización.
La respuesta inmediata, pero el susto ya estaba hecho
En pocos minutos, como si los hubiesen convocado con una bengala en mitad del asfalto, los bomberos y la Policía Local llegaron para sofocar las llamas. El vehículo calcinado quedó como testigo de una noche que pudo acabar peor, mucho peor.
Porque esto no ha sido un caso aislado. Hace semanas, un edificio entero de la zona fue devorado por el fuego. Y la memoria, cuando se trata de llamas, no se borra tan fácilmente.
¿Dónde comprar un extintor cuando el fuego se convierte en vecino?
A raíz de este nuevo susto, la pregunta flota en el aire como el humo de aquella noche: ¿Estamos preparados para un incendio? Porque no basta con llamar al 112. En esos primeros minutos, en los que la vida se decide entre una chispa y una explosión, tener un extintor a mano puede marcar la diferencia.
Por eso, muchos se preguntan ya dónde comprar un extintor que sea fiable, eficaz y accesible. No hablamos de un lujo, sino de una herramienta esencial en cualquier hogar, local comercial o vehículo.
Los puntos de venta son variados: ferreterías especializadas, plataformas online, tiendas de suministros industriales. Pero más allá del dónde, lo importante es entender el por qué: porque cuando el fuego llega sin avisar, no hay excusas que valgan.
Lo que vale la tranquilidad
Aquí viene el segundo interrogante: ¿cuánto cuesta estar preparado? Y la respuesta es más amable de lo que muchos creen. Los extintores precios varían según el modelo, la capacidad y el tipo de fuego para el que están diseñados. Pero incluso los más básicos, esos de polvo seco que sirven para la mayoría de emergencias domésticas, pueden encontrarse por menos de 30 euros.
Piénselo así: un depósito de gasolina, una cena para dos o un pequeño electrodoméstico… Eso cuesta estar protegido ante una amenaza que no da segundas oportunidades.
Invertir en prevención no es gastar, es asegurar el presente y blindar el futuro.
Lo que no nos enseñan y todos deberíamos saber
Y aquí está el talón de Aquiles: la falta de conocimiento. No basta con colgar el extintor en una pared o dejarlo en el maletero del coche. Hay que saber cuándo usarlo, cómo accionarlo, qué tipo de fuego puede enfrentar y cuál no.
La mayoría de las personas desconoce que los extintores caducan, que deben revisarse periódicamente, que hay distintas clases (A, B, C, K…) y que no todos sirven para todo. Tener la información sobre extintores adecuada es tan importante como tener el dispositivo en sí.
Por eso, las campañas de concienciación ciudadana deben ser una prioridad. Talleres en centros educativos, guías en comunidades de vecinos, folletos en los comercios… Hacer del conocimiento una herramienta tan eficaz como la espuma contra el fuego.
Una sociedad que reacciona y se protege
Lo que ha sucedido en Pastor Díaz no es simplemente una anécdota urbana. Es el reflejo de una sociedad que necesita estar más preparada, más unida y más consciente.
Porque el fuego no entiende de horarios ni de códigos postales. Y cuando llega, arrasa con todo lo que encuentra a su paso.
La buena noticia es que podemos cambiar el guion. Podemos tomar decisiones que nos protejan, que nos den herramientas y que, llegado el caso, nos permitan actuar con rapidez y determinación.
La prevención no es una opción, es una urgencia
En una ciudad con memoria reciente de tragedias por incendio, cada nuevo susto debe convertirse en una llamada de atención. No se trata de vivir con miedo, sino de vivir con responsabilidad.
Revisar las instalaciones eléctricas, mantener los vehículos en buen estado, educar a los más jóvenes sobre seguridad, instalar detectores de humo, y, por supuesto, adquirir y mantener extintores en lugares clave.
Los vecinos de Pastor Díaz actuaron con rapidez. Las autoridades hicieron su parte. Ahora, nos toca a todos dar un paso adelante para que la próxima vez que algo huela a quemado, tengamos más que una llamada de emergencia: tengamos una solución a mano.