Evacúan restaurante en la estación de autobuses de Tomelloso por fuego en la cocina

Evacúan restaurante en la estación de autobuses de Tomelloso por fuego en la cocina

Son las 14:23 horas y en Tomelloso el calor del agosto reverbera en el asfalto como si alguien hubiese abierto la puerta de un horno industrial. Pero el humo que emerge no viene del suelo ni del cielo: viene de una cocina. Y no de una cualquiera. La del restaurante enclavado en la estación de autobuses. Allí, el mediodía se convirtió en una escena de evacuación, tensión y sirenas.

Evacúan restaurante en la estación de autobuses de Tomelloso por fuego en la cocina. Un titular que parece sacado del parte de sucesos, pero que encierra más de lo que aparenta: negligencias técnicas, instalaciones obsoletas, y sobre todo, una lección urgente para la hostelería que aún cree que la seguridad es un gasto y no una inversión.

El incendio: fuego en la cocina, alarma en la ciudad

El origen, según el Servicio de Emergencias 112 de Castilla-La Mancha, fue claro y directo: la campana extractora. Ese aparato que muchos consideran un mero complemento para eliminar olores, pero que, mal instalado, mal mantenido o mal diseñado, puede transformarse en el epicentro de un incendio devastador.

Dos varones, de 40 y 22 años, inhalaron el humo que se propagó por la cocina en cuestión de segundos. Fueron atendidos por personal sanitario y trasladados al Hospital General de Tomelloso, donde afortunadamente sus vidas no corrieron peligro. Pero el susto no se lo quita nadie. Ni a ellos, ni al personal, ni a los clientes que se vieron obligados a salir entre humo, gritos y confusión.

Campanas extractoras industriales: cuando el acero es más que brillo

El corazón de toda cocina profesional debe ser de acero inoxidable: resistente, duradero, fácil de limpiar y, sobre todo, seguro ante altas temperaturas. No es casual que la normativa insista en este tipo de materiales. En el caso de Tomelloso, el fuego surgió precisamente en la campana extractora, lo que nos lleva a una pregunta clave: ¿estaba correctamente instalada? ¿Y a la altura adecuada?

Porque sí, la altura de campana de cocina industrial es tan importante como el propio aparato. Demasiado baja, y el fuego puede prenderla. Demasiado alta, y pierde eficacia de aspiración, generando acumulación de grasa en techos y paredes. El equilibrio no es estético, es vital.

El motor de la seguridad: más allá de la aspiración

Una campana sin motor es como un bombero sin manguera. Y un motor inadecuado, viejo o mal dimensionado, es una bomba de relojería. Muchos establecimientos compran campanas sin revisar la potencia, el caudal, la presión sonora o el sistema de ventilación auxiliar. Error de libro.

Lo sucedido en Tomelloso no solo fue un incendio. Fue el resultado de años de dejadez en la revisión técnica de instalaciones. Un problema que se repite más de lo que nos gustaría. De ahí que contar con un motor campana extractora profesional, dimensionado según la carga térmica de la cocina, sea hoy una obligación para evitar más titulares como el que nos ocupa.

La tercera pata: limpieza, mantenimiento y conciencia

La grasa acumulada no solo bloquea los conductos. Es un combustible. Si a eso le sumamos calor, fuego directo y una campana de acero sin mantenimiento, el cóctel está servido. Literalmente. Una chispa puede propagarse en segundos por toda la línea de extracción, y de ahí, al resto del local.

Las brigadas de bomberos lo saben. Por eso, cuando llegan, lo primero que hacen es revisar los conductos y el motor. La prevención empieza mucho antes: en los hábitos del personal, en la planificación semanal, en los protocolos de higiene. Y sí, en la limpieza de campanas extractoras industriales, a menudo olvidada hasta que ya es tarde.

Actuación ejemplar de los servicios de emergencia

En Tomelloso, la respuesta fue rápida. Bomberos, Guardia Civil, Policía Local, personal sanitario. Coordinación perfecta para evitar lo peor. El restaurante fue desalojado por completo, el incendio contenido antes de propagarse a otras zonas del edificio. Pero el daño —el visible y el invisible— ya estaba hecho.

Los clientes no volverán a sentarse en esas mesas sin pensárselo dos veces. El propietario deberá rendir cuentas. Y en la memoria colectiva de la ciudad quedará el susto. Todo por una campana extractora que no hizo su trabajo.

El mensaje que deja el humo

No basta con cumplir la normativa. Hay que entenderla, asumirla y aplicarla. Las cocinas industriales no son lugares para improvisar. Exigen diseño técnico, mantenimiento periódico y responsabilidad empresarial. Y sí, una inversión inicial que luego evita gastos mayores: materiales, personal cualificado, limpieza profesional, motores certificados y altura de instalación adecuada.

Hoy ha sido Tomelloso. Pero podría haber sido cualquier ciudad, cualquier bar, cualquier restaurante. Porque el fuego no entiende de horarios, pero sí de errores. Y en cocina, cada error cuesta caro.

Evacúan restaurante en la estación de autobuses de Tomelloso por fuego en la cocina. Un aviso para todos. Que el humo de hoy sirva de señal para evitar el incendio de mañana.