Incendio devasta un gimnasio en Castilleja de la Cuesta: la tragedia que pudo evitarse
Castilleja de la Cuesta, una tarde cualquiera de hace apenas unas semanas. El sol de julio todavía golpeaba los cristales del gimnasio Low Fit Aljarafe cuando un olor a quemado comenzó a levantar sospechas. En cuestión de minutos, las llamas convertían lo que era un templo del esfuerzo físico en un amasijo humeante de hierros calcinados y paredes ennegrecidas. No hubo víctimas, gracias a una rápida evacuación, pero sí un mensaje que retumba como campana rota entre empresarios del sector fitness: sin una buena protección contra incendios, el riesgo se convierte en realidad.
Un fuego traicionero y una pregunta obligada: ¿estamos preparados?
El siniestro, cuyo origen aún es investigado, se declaró a primera hora de la tarde. Testigos relatan cómo una densa humareda comenzó a filtrarse desde una de las salas de entrenamiento funcional. El personal actuó con celeridad, desalojando el centro antes de que la situación se descontrolara del todo. Minutos después, camiones del cuerpo de bomberos y patrullas de la Policía Local acudían al lugar. El fuego fue controlado, pero las llamas dejaron a su paso una estampa desoladora.
Este centro deportivo, abierto desde las 7:00 hasta las 22:30, ofrecía varias salas: musculación, cardio, peso libre, cycling… Todo eso ha quedado reducido a cenizas. La buena noticia es que el aparcamiento exterior no se vio afectado. Pero la gran pregunta no ha tardado en extenderse por toda la comarca: ¿cuántos gimnasios más están expuestos a una tragedia similar por no tener instalados los sistemas adecuados?
Y es que, cuando se trata de fuego, más vale prevenir que reconstruir. De ahí que equipamientos como un extintor homologado no deberían ser un extra opcional, sino parte del ADN de cualquier instalación pública o privada.
Gimnasios y fuego: una combinación explosiva si no hay prevención
Los gimnasios no son ajenos al riesgo. Instalaciones eléctricas, maquinaria potente, sistemas de climatización, uso intensivo de enchufes… todo ello se convierte en una bomba de relojería si no se acompaña de una protección adecuada. En el caso de Castilleja de la Cuesta, la fortuna fue que el incendio ocurrió cuando había personal vigilante. Pero, ¿qué habría pasado si ocurre de madrugada o con menos personal?
Los datos del Ministerio del Interior no mienten: los incendios en instalaciones deportivas han aumentado un 12% en la última década. Y la mayoría, atención, se podrían haber evitado con medidas tan básicas como detectores de humo, revisiones periódicas de cableado y, por supuesto, sistemas de extinción en regla. Hay packs pensados precisamente para estos espacios, como los extintores para gimnasios, que incluyen señalética y certificación conforme a la normativa vigente.
Normativa de incendios: lo que marca la ley (y lo que dicta el sentido común)
La normativa española es clara en este aspecto: todo recinto público debe contar con sistemas de detección y extinción de incendios, correctamente instalados y mantenidos. Esto incluye:
- Extintores de polvo ABC y de CO2
- Detectores de humo conectados a central de alarma
- Señalización luminosa de salidas de emergencia
- Revisiones periódicas por empresas certificadas
Pero no basta con cumplir el mínimo legal. En entornos donde la actividad física es intensa y el tránsito de personas constante, la prevención debe ir un paso más allá. El coste de un extintor homologado es insignificante comparado con los daños materiales, legales y de imagen que puede suponer un incendio no controlado.
Para los gestores de centros deportivos, la lección está clara: invertir en informacion sobre extintores no es un gasto, es un seguro de vida y reputación.
La evacuación fue modélica, pero el susto permanece
Según fuentes oficiales, no hubo heridos, y eso es lo que realmente importa. El personal del Low Fit actuó con profesionalidad, y los usuarios salieron por su propio pie antes de que el fuego se extendiera sin control. Las redes sociales del Ayuntamiento lo dejaron claro: “Situación controlada. Rápida evacuación. Sin daños personales”.
Sin embargo, el susto no se olvida fácilmente. Decenas de usuarios que acudían a diario a entrenar han visto su rutina interrumpida. Y los propietarios, más allá de las pérdidas materiales, tendrán que afrontar una inspección técnica exhaustiva antes de volver a abrir las puertas, si es que pueden.
Un aviso para navegantes: invertir en seguridad no es una opción
El incendio de Castilleja de la Cuesta no ha sido el primero y, lamentablemente, no será el último. Pero sí puede convertirse en un punto de inflexión. En una llamada de atención para todos los centros deportivos, clubes, box de crossfit y gimnasios de barrio que, por desconocimiento o por escatimar, han olvidado lo más básico: proteger a quienes confían en ellos cada día.
Porque no se trata solo de cumplir una ley. Se trata de poder mirar a los ojos a tus clientes y decirles: “aquí estás seguro”. Y eso empieza con algo tan simple como colgar un extintor en la pared, revisar que funcione, y formar al personal para que, si el fuego llega, no se convierta en tragedia.
Que arda la grasa, no tu gimnasio
El deporte está para liberar tensiones, no para sufrir sobresaltos. La seguridad debe estar presente desde la primera mancuerna hasta el último rincón del vestuario. El fuego es rápido, traicionero y no perdona. Pero la prevención, si se hace bien, siempre llega antes.
Desde aquí, como si habláramos en la radio de las ocho, solo podemos lanzar un consejo: revisa tus instalaciones, forma a tu equipo, invierte en seguridad. Porque cuando el humo aparece, ya es demasiado tarde para lamentarse.