¿Que se considera una dehesa?

¿Qué se considera una dehesa? Problemas en torno a la definición y gestión de la Dehesa en la normativa europea y la Ley 7/2010

La dehesa es uno de los paisajes culturales más emblemáticos de la península ibérica, especialmente presente en Andalucía y Extremadura. Se trata de un ecosistema agroforestal que combina aprovechamientos ganaderos, agrícolas, forestales y cinegéticos bajo un modelo de gestión sostenible que ha perdurado durante siglos. Sin embargo, su definición legal y su reconocimiento en la normativa europea han generado numerosos problemas, lo que ha afectado tanto al acceso a ayudas como a su conservación efectiva.

Con la aprobación de la Ley 7/2010, de 14 de julio, para la Dehesa en Andalucía, se dio un paso importante en la consolidación de un marco normativo propio que pretende resolver esas lagunas jurídicas y reforzar la viabilidad económica y ambiental de este sistema.

La confusión normativa en Europa respecto a la dehesa

Uno de los principales problemas de la dehesa radica en su ausencia de definición clara en la normativa comunitaria. Aunque la Unión Europea reconoce los ecosistemas agroforestales y determinados hábitats de interés comunitario, el término “dehesa” no aparece recogido como categoría específica.

Esta omisión provoca consecuencias relevantes:

  • Dificultades en la Política Agraria Común (PAC): muchos ganaderos y propietarios no logran justificar sus explotaciones bajo categorías reconocidas, lo que limita su acceso a ayudas.

  • Aplicación desigual de subvenciones: en función de la interpretación de cada Estado miembro, lo que genera inequidad entre explotaciones similares.

  • Reconocimiento incompleto del valor ambiental: pese a su importancia en biodiversidad, fijación de carbono y prevención de incendios, su falta de encaje reduce el apoyo financiero.

En este contexto, conviene recordar que muchas dehesas han estado históricamente vinculadas a la tauromaquia. Hoy en día, algunos propietarios han sabido integrar el turismo en sus explotaciones, ofreciendo experiencias como las visitas a ganaderias toros, que permiten al público conocer de primera mano la riqueza cultural y ambiental de este ecosistema.

La aportación de la Ley 7/2010 de 14 de julio

La Ley de la Dehesa en Andalucía surge como respuesta a esa falta de concreción, ofreciendo una definición precisa que sirve de base para actuaciones en ámbitos como ganadería, medio ambiente, montes, desarrollo rural e industrias agroalimentarias.

La norma establece que la dehesa es:

“Una explotación, constituida en su mayor parte por formación adehesada, sometida a un sistema de uso y gestión de la tierra basado principalmente en la ganadería extensiva, que aprovecha los pastos, frutos y ramones, así como otros usos forestales, cinegéticos o agrícolas”.

Esta definición cumple dos funciones esenciales:

  1. Clarifica el concepto legal, evitando interpretaciones ambiguas.

  2. Integra la multifuncionalidad de la dehesa, reconociéndola como un sistema productivo que combina sostenibilidad ambiental con viabilidad económica.

A ello se suma el hecho de que buena parte de estas fincas son también espacios dedicados a la ganaderia de reses bravas, una actividad que refuerza la identidad cultural del territorio y que se integra en la gestión multifuncional de la dehesa.

La formación adehesada como base ecológica

El concepto de formación adehesada es clave para entender la singularidad de este ecosistema. Según la Ley 7/2010, se trata de:

  • Una superficie forestal con estrato arbolado.

  • Con una fracción de cabida cubierta entre el 5% y el 75%, lo que garantiza el equilibrio entre arbolado y pastizal.

  • Dominada por especies como encinas, alcornoques, quejigos o acebuches.

  • Con un estrato herbáceo fundamental para el pastoreo extensivo y la fauna cinegética.

Esta definición técnica distingue la dehesa de otros ecosistemas forestales o agrícolas, subrayando su carácter mixto y equilibrado, donde la interacción entre árboles y pastos es esencial para mantener la biodiversidad y la productividad.

Dehesa como patrimonio ambiental y cultural

La dehesa es mucho más que un recurso productivo: constituye un patrimonio ambiental, cultural y social. Entre sus valores destacan:

  • Alta biodiversidad: refugio de especies emblemáticas como el lince ibérico, el águila imperial o la cigüeña negra.

  • Reservas de la Biosfera: como las Dehesas de Sierra Morena, reconocidas por la UNESCO.

  • Paisaje cultural: resultado de siglos de interacción entre la naturaleza y el manejo humano, que ha dado lugar a un modelo único en Europa.

Sin embargo, su permanencia no está garantizada de manera automática. La viabilidad económica de las explotaciones es esencial para mantener la continuidad de este sistema.

Viabilidad económica: la clave para su conservación

La dehesa solo puede mantenerse si es rentable para quienes la gestionan. Entre sus principales aprovechamientos económicos encontramos:

  • Ganadería extensiva: bovina, ovina, caprina y, de forma destacada, el cerdo ibérico, cuyo engorde en montanera es símbolo de calidad mundial.

  • Recursos forestales: como el corcho, la leña, la biomasa y la recolección de bellotas.

  • Usos cinegéticos: la caza mayor y menor, con gran tradición en Andalucía y Extremadura.

  • Agricultura de mosaico: cultivos adaptados al sistema agroforestal.

A estos aprovechamientos se suma un sector en crecimiento: el turismo rural. Muchas explotaciones diversifican su actividad ofreciendo experiencias que combinan naturaleza, gastronomía y cultura local. Incluso en algunas fincas se ofrece al visitante la posibilidad de conocer la crianza de toros de lidia, integrando la tradición ganadera con el turismo sostenible.

El Censo de Dehesas de Andalucía

La Ley 7/2010 creó el Censo de Dehesas de Andalucía, una herramienta administrativa clave para garantizar la eficacia de las políticas de apoyo. Sus funciones principales son:

  • Delimitar cada explotación con precisión territorial.

  • Asegurar reconocimiento oficial, evitando conflictos jurídicos.

  • Facilitar la planificación de ayudas y medidas de conservación.

  • Dar seguridad jurídica a los titulares de explotaciones.

El censo es, por tanto, un instrumento indispensable para implementar la ley y garantizar una gestión transparente y ordenada.

La dehesa como modelo de desarrollo rural sostenible

Más allá de lo productivo, la dehesa es un ejemplo de desarrollo rural sostenible porque:

  • Integra usos productivos con conservación de biodiversidad.

  • Fomenta la fijación de población en zonas rurales, evitando la despoblación.

  • Contribuye a la mitigación del cambio climático gracias a la captura de carbono por sus masas arboladas.

  • Mantiene un paisaje cultural y turístico de enorme valor identitario.

El futuro de la dehesa depende de un enfoque integrado, donde propietarios, administraciones y sectores productivos trabajen de manera coordinada para garantizar su viabilidad económica y ecológica.

Hacia un reconocimiento eficaz en Europa

Pese a los avances de la Ley 7/2010, sigue existiendo un reto crucial: el reconocimiento de la dehesa en la normativa europea. Sin una definición clara en la PAC, los problemas de acceso a ayudas y de falta de valorización continuarán.

La supervivencia de la dehesa pasa por tres líneas de acción:

  1. Definir su papel en Europa, con un reconocimiento específico dentro de la PAC.
  2. Impulsar políticas integradas, que combinen conservación ambiental y viabilidad económica.
  3. Potenciar la diversificación económica, especialmente en sectores como el turismo rural y los productos de calidad ligados a la dehesa.

Solo así se garantizará la permanencia de este paisaje único en el mundo, esencial para el futuro de los territorios rurales de Andalucía y Extremadura.

La dehesa es un ecosistema de enorme valor ambiental, económico y cultural, pero su futuro depende de su reconocimiento normativo y de su sostenibilidad económica. La Ley 7/2010 ha supuesto un avance fundamental al proporcionar un marco jurídico claro, crear instrumentos como el Censo de Dehesas y reforzar la multifuncionalidad de este sistema.

Sin embargo, aún queda pendiente su plena integración en el marco europeo. Solo con un reconocimiento efectivo en la PAC y con políticas de apoyo equilibradas será posible garantizar la conservación y la rentabilidad de este paisaje singular, que constituye uno de los mayores patrimonios de la península ibérica.