Elegir bien desde el inicio
Cuando decides abrir un negocio, los trámites administrativos pueden parecer una selva burocrática. Pero entre todos ellos, hay uno que marca el inicio de todo: la licencia de actividad. ¿Quién debe encargarse del proyecto técnico? ¿Puede hacerlo cualquier técnico? Elegir entre un arquitecto, ingeniero o técnico competente puede ser determinante para el éxito o el retraso de tu apertura.
¿Qué es un técnico competente?
El término “técnico competente” aparece por todos lados, pero rara vez se explica con claridad. Se trata de un profesional habilitado legalmente para redactar, firmar y presentar proyectos técnicos exigidos por la administración. Esta competencia depende de su titulación, experiencia y del tipo de actividad a desarrollar.
La clave: tipo de negocio = tipo de técnico
El corazón de esta decisión está en el tipo de actividad. Un arquitecto puede ser ideal para un restaurante con reformas complejas, mientras que un ingeniero industrial será imprescindible para una nave con maquinaria pesada. La elección no es aleatoria. En el caso de la licencia de actividad, la especialidad del técnico debe ir en línea con los riesgos, instalaciones y uso del local.
¿Y si necesito una licencia de apertura?
La licencia de apertura es un paso que complementa la licencia de actividad. Aquí también es imprescindible el técnico adecuado. Si el local ya está construido pero requiere adaptaciones, un aparejador o arquitecto técnico puede bastar. Pero si hay instalaciones especiales (ventilación forzada, electricidad industrial…), mejor contar con un ingeniero especializado.
¿Cuánto cuesta un proyecto técnico?
Una de las preguntas más frecuentes es sobre el precio proyecto técnico para licencia de apertura. El coste varía en función del tipo de actividad, la superficie del local, las instalaciones necesarias y la normativa local. En general, contar con un técnico que conozca bien los trámites y normativas locales puede suponer un ahorro en tiempo y dinero.
Casos reales: lo barato sale caro
En Sevilla, un emprendedor contrató un técnico no especializado para su clínica veterinaria. El resultado fue un proyecto incompleto, múltiples requerimientos del Ayuntamiento y cinco meses de retraso en la apertura. Contratar a un ingeniero industrial desde el principio le habría ahorrado disgustos, aunque su presupuesto inicial fuese algo mayor.
Reformas estructurales: el dominio del arquitecto
Si tu negocio requiere tirar tabiques, modificar fachadas o hacer cambios estructurales importantes, no hay duda: necesitas un arquitecto o un arquitecto técnico. Son los únicos profesionales habilitados para firmar este tipo de reformas. No vale cualquiera: aquí lo estético es secundario frente a lo estructural.
Actividades con maquinaria: el reino del ingeniero
Industria, cocinas industriales, lavanderías, talleres… Todos estos negocios comparten una cosa: maquinaria y potencia eléctrica. Aquí, el ingeniero industrial es el rey. Puede diseñar las instalaciones, justificar el cumplimiento normativo y ayudarte con legalizaciones como la de instalación eléctrica en baja tensión.
Actividades inocuas: flexibilidad, pero con precaución
Para actividades consideradas “inocuas” (como una tienda de ropa o una oficina), puedes contar con técnicos más versátiles. Un arquitecto técnico o incluso un ingeniero técnico puede ser suficiente. Pero cuidado: si te pasas por alto una instalación que requiera proyecto específico, el técnico debe estar capacitado.
Conocimiento local y experiencia: la clave invisible
No basta con tener el título adecuado. Un técnico competente debe conocer la normativa urbanística del municipio, las exigencias sanitarias si procede, y tener experiencia presentando expedientes. En muchos casos, los expedientes bien redactados por técnicos expertos se aprueban a la primera, sin requerimientos ni retrasos.
Elige bien y evita problemas
La figura del técnico competente no es un mero trámite. Es el arquitecto de tu tranquilidad, el ingeniero de tu tiempo y el técnico de tu bolsillo. Elegir correctamente puede ahorrarte meses de espera, sobrecostes y frustraciones. Si estás iniciando un negocio y necesitas asesoramiento técnico, contacta con un equipo especializado que te oriente desde el principio.